viernes, 1 de mayo de 2009

“Yo Fui Un Esquizofrénico”


Si Puedes Creer, Al Que Cree Todo Le Es Posible

 

“Yo Fui Un Esquizofrénico”

 

Yo creo en los milagros; yo creo en la sanidad divina; yo creo en el poder del nombre de Jesús para echar fuera a los demonios; yo creo en la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento; yo creo en el Espíritu Santo que vive en mí Y YO CREO QUE JESUCRISTO ES EL MISMO AYER, HOY Y POR LOS SIGLOS.

 

Yo creo que si Jesús hizo milagros en mi vida, en mi familia, también lo puede hacer en la tuya, SI PUEDES CREER.

 

Hoy quiero contarles la historia de un milagro verdadero que es casi igual a uno que ocurrió hace más de dos mil años (Marcos 9: 14-29) Yo soy ese muchacho. Mi nombre es Juan.

 

I.            EL COMIENZO DE UNA HISTORIA DE TERROR

 

1.   Mi madre tuvo su primogénito que murió al nacer, le pusieron por nombre Luis Domingo. Fue en el mes de agosto del año 1983. Mis padres se enteraron ya tiempo después que los doctores que asistieron en el parto eran satanistas, y que en esa clínica habían muerto varios hijos varones en extrañas circunstancias, sobre todo los que eran primogénitos y varones.

 

Luego del parto que duró más de 15 horas a mi hermano se lo llevaron a otra sala, mientras mi mamá quedó sola para recuperarse de la anestesia y en el lapso en que volvía en sí, ella tuvo una experiencia sobrenatural; oyó los gritos desesperados como de cientos de bebés sacrificados, debajo de su cama y vio algo parecido a un pozo oscuro donde estaban esos niños y en ese preciso instante era como si la sala donde estaba se llenó de tinieblas. Fue una experiencia horrible y traumática. Todavía mis padres no eran cristianos y mamá  tenía tan solo 21 años.

 

Yo nací luego de dos años de tratamiento que hizo mi madre con un especialista porque quedó con un severo trauma después de su primer parto. En ese lapso ella perdió dos embarazos más de meses y cuando por fin quedó embarazada de mí, fueron varias las veces que casi me pierde. Ella sufrió muchísimo antes de darme a luz, tenía muchas pesadillas en las que soñaba que yo moría.

 

Y cuando nací los sustos y sufrimientos no terminaron, sino que aumentaron para mis padres. Fui un niño muy débil y propenso a las enfermedades durante toda mi infancia, tanto que recién pude dar mis primeros pasos a los dos años. Los especialistas dijeron que yo tenía un retraso mental y emocional que eso me daría muchos problemas para adaptarme, es decir que mi edad biológica no correspondería a mi edad cronológica. El retraso sería de 5 años aproximadamente.

 

Pero recuerdo que cuando cumplí cinco años tuve en sueño donde se me apareció Jesús y me dijo que no tuviera miedo, porque un día Él iba a darme algo muy importante. Con todo esto en la adolescencia comencé a tener sueños horribles, con criaturas infernales y siempre sentía que alguien más estaba en mi habitación por las noches. Siempre tenía miedo, mucho miedo, todas las noches.

 

A veces oía voces que me hablaban y me decían que era un bueno para nada, que no servía, que era feo, que mejor sería que me muriera. Decían que era una maldición para mi familia y que mi hermano era mejor que yo. Esas voces y las pesadillas me persiguieron durante toda mi adolescencia. Siempre me sentí de menos por eso, me creía feo e inútil, incapaz de hacer nada bueno. Entonces busqué refugio en la bebida y las drogas, juntándome con malas personas. Les robaba a mis padres cuando podía para comprar cigarrillos y alcohol.

 

Fueron tiempos muy malos, donde cada noche lloraba y quería morir. Y cuando conseguía dormir tenía terribles pesadillas con seres malvados y bestias infernales.

 

 

 

 

 

 

 

Hasta que un día comencé a ver a una persona que por momentos se parecía a mi hermano muerto. Yo le veía en el espejo, en lugar de verme a mí, entonces creía que yo era él. Pero también veía por las noches a otro ser, no sabía si era hombre o mujer, porque no me atrevía a mirarle, que se sentaba al lado de mi cama y me atormentaba con sus carcajadas e insultos.

 

Entonces me levantaba y me escapaba de mi casa corriendo. Iba a un bar a tomar y a fumar, luego amanecía en algún lugar, me sentía perdido y muy asustado. Algunas veces conseguía llegar a mi casa, pero otras veces tenía que llamar para que me buscaran. Muchas veces mis padres se pasaron la noche buscándome en angustia y orando para que no me pasara nada.

 

Algunas veces me robaron, otras me golpearon. No me acordaba ni siquiera con quienes había estado esa noche. Mi mente no dejaba de trabajar, no descansaba, dormía pero no descansaba. Solo Dios me ayudó a soportar tanto sufrimiento. Porque además casi nadie quería juntarse conmigo en la iglesia, me miraban raro y hacían comentarios. Luego que todo pasó mis padres me contaron que algunos hermanos murmuraban diciendo que: “cómo podían ellos seguir pastoreando teniendo un hijo loco, tal vez están bajo maldición o en algún pecado oculto”.

 

También debían soportar todo eso, en cuanto a mí en los últimos tiempos ya no me podía congregar porque cuando estaba en medio de la gente, había momentos en que parecía que todos me estaban mirando y me señalaban y se burlaban de mí. Eso me daba una sensación horrible y salía corriendo a esconderme.

 

Entonces mis padres comenzaron a llevarme a un siquiatra en Foz de Yguazú a comienzos del año 2005. Se me diagnosticó esquizofrenia y comencé a tomar medicamentos muy fuertes que me sacaban de la realidad, me hacían como un robot.

 

Luego cambiamos, a otros especialistas, hasta que mi mamá me llevó a un famoso neurólogo en Asunción y este le recomendó que me encerraran en un hospital neurosiquiátrico porque me estaba volviendo una amenaza para mi familia.

 

Él le dijo: “Ni aquí, ni en ninguna otra parte del mundo hay cura para su hijo, vaya y enciérrelo en el manicomio y olvídese de él”.

 

Para ese tiempo yo había intentado suicidarme en varias oportunidades, y hasta había amenazado con matar a mi mamá. Ellos ya no podían dormir en las noches, porque yo era capaz de cualquier cosa. Fueron tiempos terribles, de gran angustia y dolor para mis padres.

 

Mi papá encerraba todas las noches bajo llave a mi mamá y a mis hermanos en el dormitorio y él se quedaba conmigo a vigilarme toda la noche. A veces dormía una hora o dos. Así fue durante meses. Cuando reaccionaba papá oraba, y cuando me ponía violento se tiraba sobre mí  para dominarme.

 

Ellos me contaron que en varias oportunidades un espíritu les hablaba a través de mí, burlándose de Jesús y siempre les proponía que a cambio de mi sanidad ellos dejaran el ministerio. Por las noches los demonios no me dejaban en paz y la casa se llenaba de voces, de ruidos y de pasos. Siempre se caían cosas o se arrastraban los muebles. Mis padres no salían a investigar porque sabían de donde provenían esas manifestaciones, de los espíritus malignos que estaban conmigo.

 

Por la mañana dormía, despertaba al medio día con buen ánimo y me comportaba normalmente, aunque muy eufórico hasta que se ponía el sol, era entonces cuando mi comportamiento cambiaba radicalmente en una profunda depresión. Y era en ese momento que mis padres decían que la casa se llenaba de un espantoso espíritu de temor que invadía a todos en la casa, ellos se sobrecogían de escalofríos.

 

Por supuesto los doctores que me atendían, como no eran cristianos no creían lo que les contaban mis padres y tampoco aceptaban lo paranormal. Solo me aumentaban las dosis de algunos de los muchos medicamentos que tomaba buscando encontrar el punto de equilibrio mental.

 

 

 

Como sabrán la esquizofrenia crónica (que me diagnosticaron por último en el año 2007) no tiene cura y cuanto más avanza, la persona que sufre este mal ya no puede vivir en un hogar normal por el peligro de vida que representa para el enfermo y para la familia. Además es insoportable el ambiente de locura infernal que se vive en la casa.

 

Mi padre estaba firmemente convencido de que el mal se había introducido en mí ya desde el vientre de mi madre, por el constante temor de perder nuevamente ese embarazo que duró desde el principio hasta el final del alumbramiento.

 

Esos temores continuaron en ella en forma persistente y hasta a veces de manera irracional, despertándose muchas veces de madrugada pensando que yo estaba muerto en mi cuna. Esos miedos también fueron siendo parte de manera cada vez más profunda en mi vida, tanto que no podía estar solo ni en el baño.

 

Yo dije que me había convertido por eso en el “hijo del miedo”, a tal punto que luego se transformó en parte de mi personalidad y hasta lo buscaba. Así aumento en mí, lo que ya desde 16 años fue una afición compulsiva a las películas de terror y la música heavy metal. Eso desató en mi un carácter violento, entonces por las tardes entraba en depresión, luego escuchaba mi música, para terminar muchas veces rompiendo todo lo que encontraba a mi alrededor en un delirio de gritos, carcajadas y luego llanto incontrolables. Aún escuchando el heavy “cristiano” me llenaba de demonios.

 

Mis padres sufrieron todo eso por largos años, hasta que llegó a ser insoportable para ellos. Yo tenía dentro de mí deseos de matarlos y luego matarme a mí. Amaba a mi mamá, pero había momentos en que deseaba hacerle mucho daño, pues le culpaba constantemente de lo que pasaba en mi vida. A veces me sentía homosexual, otras veces pensaba como un asesino, planeaba masacres. Sentía el mal dentro mío con gran intensidad.

 

Solo cuando mi padre oraba y me hablaba parecía calmarme y obedecía. Creo que los demonios que estaban en mí conocían a la autoridad que estaba en él, a Jesús. El nunca se dejaba intimidar por mí y lo respetaba.

 

Pero aún así el mal que me atormentaba seguía creciendo, literalmente cualquiera que entrara en mi casa, especialmente por la noche sentía a los demonios, hasta los podía oler y daban miedo. Pero un día la siquiatra que me atendía dijo a mi mamá que ella había hecho conmigo todo lo que estaba a su alcance y ya no podía hacer nada más: “Les sugiero que le lleven a internar en el hospital Neurosiquiátrico”, nos recomendó. Por primera vez vi a mis padres totalmente desanimados.

 

Fue lo último que deseábamos escuchar, y mi papá se negó llevarme, pero al final cedió a los insistentes ruegos de hermanos y amigos. Recuerdo muy bien cuando un sábado muy temprano arribamos al hospital, a mí me parecía como estar participando de una película de terror. Me atendieron muchos médicos y al final todos movían sus cabezas confirmando el fatal diagnóstico.

 

Le dijeron finalmente a mi papá: “Su hijo está muy grave y debe ser inmediatamente internado y sujeto con de calmantes y camisa de fuerza, pero debe darnos su consentimiento por escrito y con su firma”. Recuerdo que le miré a mi papá llorando y le dije: “Papá, ¿vos te animarías a dejarme aquí?” Y el movió su cabeza negando.

 

Así salimos de allí cerca del medio día y cuando ya estábamos disponiéndonos a regresar a Ciudad Del Este, recibe papá una llamada de un pastor que le insta a que se quede hasta el lunes siguiente porque tenía una respuesta de Dios para mi caso “Pero quítale todos sus medicamentos ahora mismo” Esa era una decisión demasiado riesgosa, así que tuvo que ir a la presencia de Dios para decidir.

 

El accedió, pero ese sábado y domingo la pasamos muy mal. Papá me tuvo que comprar cigarrillos para calmarme cuando venían mis arrebatos de ira y violencia. Me contó mucho después que cada vez que le pedía un cigarrillo, el espíritu inmundo le respondía en mí con una carcajada y con ofensas, y ese domingo intenté suicidarme tirándome del 2 piso del departamento de mi tía.

 

 

 

 

Apenas papá pudo atajarme de las piernas. Sin embargo a la mañana siguiente me sentía muy bien, animado y hasta le dije: “Papá vamos a casa me siento muy bien, creo que Dios ya me sanó”, pero él sabía que no era así. Era el momento del éxtasis, pero luego venía la depresión.

 

II.                 Una Batalla Contra Cientos De Demonios

 

Papá y yo fuimos hasta la iglesia “Kadosh” ubicada en la ciudad de Lambaré, Asunción llegando puntualmente a las 17 horas. En seguida el pastor Ángel Beriau y su equipo de aproximadamente 10 intercesores, nos recibieron y comenzaron el trabajo de liberación, que ese día duró como 5 horas.

 

El pastor le sugirió a papá que se quedara afuera, porque tal vez no podría soportar lo que iba a ver. El aceptó y se quedó afuera a interceder con mi tía y mi prima. Fue la primera de muchas tardes y noches de intenso clamor por mi liberación, porque también en Ciudad del Este mi mamá junto con los discípulos de ella y de mi papá ayunaban y oraban hasta el final.

 

Al terminar aquella primera sesión Ángel muy cansado me dijo: “Mira, he batallado muchísimas veces con diferentes tipos de demonios que estaban en las personas, pero te digo, con este tipo de espíritus nunca me he enfrentado, son de los más poderosos, pero no te preocupes los vamos a vencer en el nombre de Jesús” Fue la primera vez que volvió mi papá a gozarse después de mucho tiempo.

 

Pero no fue fácil, pues día de por medio por las tardes y por las noches, el pastor y preciosos hermanos y hermanas lucharon por mi alma en terribles sesiones de liberación y todos los días por las mañanas tenía mi sesión de consejería con Ángel, así ocurrió por espacio de más o menos dos semanas.

 

Un día Ángel le dijo a papá: “Hay un demonio mudo que le desenchufa su mente, es como si de repente ya no estuviera ahí, le lleva su mente a otro lado y le deja como vacío, este es el más fuerte y no quiere salir, porque los otros ya se fueron y eran como doscientos o más, pero este se niega a salir y todavía el Espíritu Santo no me ha revelado la razón”. Porque se notaba que hubo una gran mejoría, pero yo no estaba del todo bien.

 

Tiempo después mi papá me contó que un día, luego de una sesión terrible, Ángel le comentó que se fue a su casa muy cansado y sin siquiera sacarse la ropa se tendió en la cama y quedó profundamente dormido, pero en un momento sintió un peso enorme sobre su pecho, y unas manos frías que le apretaban el cuello para asfixiarlo. El se sintió morir, pero ya con las últimas fuerzas que le quedaban logró gritar “¡Jesús!” y el demonio lo soltó, no sin antes amenazarlo que dejara de molestarle, porque yo era suyo.  

 

Le dijo a mi papá: “Te cuento Osvaldo que nunca tuve tanto miedo como ayer, nunca sentí la maldad y el odió en un demonio como el de ayer. Mira, lo que tu hijo tiene es alguien muy poderoso, pero siento que tenemos que identificarlo, para expulsarle”.

 

La lucha duró por unos día más, hasta que finalmente Ángel le dijo a papá, que había terminado su trabajo, aunque no sabía si ese último demonio había salido de mí. Que necesitaba volver a verme después de un tiempo. Así volvimos a Ciudad Del Este.

 

Ahora, mi vida cambió un  poco, pero no totalmente, porque de tanto en tanto, tenía mis recaídas y mis cambios bruscos de personalidad y de temperamento. Mis padres resolvieron sacarme de mi casa por un tiempo y fui a la casa de mis tíos para trabajar con la condición de que si quería volver tenía que estar dispuesto a arrepentirme y someterme a Dios.

 

Luego de casi tres meses llamé a papá y le prometí entregarme al Señor. Y sucedió que una tarde, luego de una fuerte recaída (fumé y tomé caña) accedí a someterme a un cuestionario de liberación que había preparado papá. Empezamos con preguntas, respuestas, confesión, oración, hasta que de pronto llegamos al punto sobre la idolatría y la música.

 

III.               El Último Demonio

 

 

 

 

 

Él me dijo de pronto: “¿Alguna vez renunciaste de todo corazón a tu música heavy?” Yo le dije: “nunca”, entonces papá continuó: “¿Quieres ser libre ahora de ese demonio mudo que te controla hasta hoy?” Yo dije: “Sí”, y en ese preciso instante caí al suelo revolcándome. No recuerdo nada más, pero al volver en sí escuché que papá me decía: “Hijo renuncia al demonio de la música heavy metal ¡ahora! En el Nombre de Jesús”.

 

Y en un momento me encontré gritando: “Sí, renuncio; sí, renuncio”, y comencé a vomitar por litros de un liquido negro y pestilente terrible. En seguida ese demonio me sacudió y se fue. Papá dice que luego de unos minutos mi rostro comenzó a cambiar, y una paz inundó todo mi ser, y quedé libre, libre, para siempre en el Nombre de mi Amado Señor Jesús.

 

Quiero decirle que la esquizofrenia - salvo en aquellos que tienen su origen en defectos de nacimiento, o daños físicos por accidentes, por operaciones cerebrales, abuso de medicamentos o degeneración - tiene sus raíces en el mundo espiritual, donde tiene mucho que ver el ocultismo, la magia, el satanismo, la música rock o heavy metal, las drogas y el alcohol, las películas de terror, las prácticas relacionadas al espiritismo, la tabla ouija y los viajes astrales, etc.

 

El pastor Ángel estaba seguro que más de la mitad de esas pobres personas que están internadas en los hospitales siquiátricos de cualquier país están poseídas por demonios, es decir sus problemas tienen raíces en lo espiritual.

 

Las personas que sufren de debilidad mental, por largas enfermedades, o por el abandono, o maltratos físicos y abusos en la niñez, caen luego en desordenes mentales, y son infestadas por los demonios. Si no, investigue el pasado de asesinos en serie y personajes depravados; todos eran esquizofrénicos. Hay una historia en el evangelio de San Lucas 13:11 donde cuenta que una mujer había sido atada por Satanás 18 años con una enfermedad degenerativa de los huesos. Ningún tratamiento médico la iba a curar jamás porque su enfermedad tenía una raíz espiritual, a ella solo Jesús podía sanarla.

 

Yo fui esquizofrénico, tuve una mente dividida, sufrí trastornos bipolares y de doble personalidad, lo que también dio cabida a que fuera infestado por centenares de demonios y un general (demonio mudo). Este espíritu siguió estando en mí hasta que renuncié al temor y la música heavy metal que le daban legalidad para seguir esclavizándome.

 

Mi historia está resumida pero es verdadera, y cualquiera que esté sufriendo, o haya sufrido de esquizofrenia puede corroborar que no miento, ni he agregado nada, yo he pasado todo eso y mucho más y sé que solo Jesús pudo librarme de ese azote. De lo contrario tal vez hoy estaría viviendo recluido en un manicomio. El espíritu de esquizofrenia es el miedo elevado a la mayor potencia y solo Jesús puede contra él.

 

Por eso, hoy soy un joven libre, lleno del Espíritu Santo para la gloria de Jesucristo mi Señor y Salvador. Hoy puedo contarte esta historia de terror, con un final feliz. Si estás tal vez pasando por un caso similar, o tengas un hermano, o algún hijo, o tal vez sea uno de tus padres, busca ayuda en una iglesia cristiana, acude a un pastor que tenga experiencia en liberación de personas  con problemas mentales, especialmente de esquizofrénicos.

 

O conéctate conmigo a este correo: osvaldopaiva@cfacde.com.py o mensajeame a: manuel18135@hotmail.com con gusto contestaremos todas tus preguntas. 18135 fue el número con que me ficharon para ingresar al hospital psiquiátrico nacional.

 

Soy Juan Manuel Paiva y fui un esquizofrénico crónico sin esperanza para la medicina. Hoy estoy estudiando en el Instituto Bíblico Ministerial, preparándome para servir al Señor. Me gusta la música, escribo poemas, ensayos, cuentos y soy muy mimado por mi mamá a pesar de que ya tengo 23 años.

 

Mi padre es el pastor Osvaldo Luis Paiva, es mi mentor y mi maestro de la Biblia.

 

Mi madre se llama Prince, es una mujer maravillosa que soportó con valor y paciencia mis peores momentos. La admiro y la amo profundamente.

 

Tengo dos hermanos menores, Daniel y Jazmín, a quienes amo con todo mi corazón, pues los vi orar con lágrimas, y clamar muchas veces de rodillas, cuando no era yo, cuando vivía atormentado como una bestia. Como ven tengo mucho que agradecer.

 

Que Dios te bendiga.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 9 de abril de 2009

La Era de Laodicea

LA ERA DE LAODICEA


Por: Rev. David Wilkerson*

Hermanos y hermanas – ésta es la GENERACIÓN TIBIA. Usted no necesita ser un teólogo para comprender que hemos llegado a la era de Laodicea de la cual Jesús profetizó que surgiría en los últimos días. Simplemente compare lo que Jesús dijo acerca de la iglesia tibia de Laodicea con la que hoy en día es llamada la Iglesia de Jesucristo. Jesús advierte que es mejor que el que tiene oídos oiga lo que el Espíritu Santo está diciendo acerca de este sistema religioso.

Jesús claramente advirtió que una iglesia surgiría en los últimos días de esta civilización, la cual se jactaría de ser rica, creciente y aumentando en miembros, y autosuficiente. En otras palabras, una iglesia con gran influencia, adquiriendo reconocimiento y poder, y la cual rechazaría toda corrección o escrutinio.

Jesús dijo de esta iglesia, "Tú dices… yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad…" (Apocalipsis 3:17). Cuán triste es que esta iglesia en particular, arrogante y jactanciosa, sea anunciada por cristianos con poco discernimiento como la gloriosa iglesia de poder y dominio de los últimos días y que controlará el mundo haciendo que Jesús regrese como Rey. ¡Esta es la mentira de Laodicea! Un alma querida escribió lo siguiente, “¿No se da cuenta, señor, que nuestro próximo presidente será un hombre lleno del Espíritu y que habla en lenguas? ¿No sabe usted que todos estos proyectos de construcción de grandes edificios por evangelistas, son ordenados por Dios? El Señor está entrenando líderes, desarrollando grandes proyectos para que ellos se puedan colocar en posiciones en el gobierno, habiendo aprendido todo acerca de altos financiamientos y construcción. La iglesia va a tomar posesión del gobierno – líderes llenos del Espíritu van a hacer las leyes, quitando el aborto, pornografía y crimen. Dios ha levantado una iglesia poderosa para tomar el dominio ahora”.

El elemento principal del concepto de "El Reino de Dios sobre la tierra" es aquél de un gobierno perfectamente justo, abarcando a todas las naciones; bajo este gobierno cesarán toda injusticia, opresión y lucha, los males de la pobreza no serán más conocidos, y todos los hombres habitarán en paz y prosperidad como hermanos.

Lo que me alarma es que muchos fundamentalistas ahora están compartiendo ideas similares tipo Pollyanna acerca de la función de la iglesia americana moderna. Me parece que se están jactando demasiado, “¡Hemos llegado! Tenemos de treinta a cuarenta millones de evangélicos. Tenemos líderes simpáticos, populares y con mucha facilidad de palabra. Tenemos el dinero, la capacidad, la experiencia y un número creciente de miembros que se unirán a nosotros -- ¡tomemos el dominio!”.

He oído a pastores de grandes iglesias pentecostales y carismáticas jactarse, "Voy a construir la iglesia más grande de América, porque los números significan poder, influencia. Debemos tener una iglesia lo suficientemente grande y poderosa para que pueda aplicar con fuerza la moralidad y la voluntad de Dios en nuestra nación y en nuestras comunidades." ¡Así es de descarada y orgullosa!

Esta iglesia orgullosa, rica y arrogante ahora codicia poder. No el poder de Dios – sino el poder político. Ambiciona la Casa Blanca, el Congreso y la Corte Suprema. Puesto que hemos fracasado en traer un avivamiento de arrepentimiento semejante al de Jonás y un cambio en los corazones de los hombres; tomaremos, según algunos, los reinos del gobierno y legislaremos justicia.

Suena tan piadoso, tan espiritual y vital. Así como Israel, mucho del pueblo de Dios está clamando por un púlpito Imperial – con un líder espiritual quien desarraigará los fuertes poderes del mal y establecerá un nuevo sistema moral. El dedo acusador de la voz profética y el atalaya gimiente están para ser reemplazados por la refinada pluma de congresistas cristianos decretando leyes morales.


Aunque usted no lo crea,
esta es la iglesia que Dios
va a vomitar de su boca.


Dios no está impresionado en lo más mínimo con esta iglesia que tiene una estima hinchado de sí misma. La iglesia tibia de Laodicea no está destinada a dominar, ni a tener poder o autoridad de ninguna clase. ¡Está destinada a juicio! Es la peor clase de ceguera espiritual alinearse con aquellos que presumen que la iglesia americana moderna, carismática u otra, se enfrenta a su mejor época. Qué falta tan increíble de discernimiento espiritual. Yo, por mi parte, debo alinearme con lo que Jesús dijo de la iglesia de los últimos días.

Jesús arranca la máscara y expone la verdad acerca de la iglesia de Laodicea. No es lo que piensa que es – no es lo que dice que es. No es rica -- ¡es pobre! No va en aumento – ¡es despreciable y a punto de ser cortada para siempre! No es fuerte y sin necesidad de nada – ¡está desnuda y avergonzada! No es una iglesia con nueva revelación y conocimiento profundo de las Escrituras -- ¡Jesús dijo que ESTA CIEGA! No va a ser el vehículo del dominio de Cristo sobre la tierra, sino más bien el objeto de su ira y aborrecimiento.


La iglesia de Dios es un remanente
triunfante, despreciado y perseguido.


Usted puede estar seguro de que Dios tiene su pueblo en estos días finales, pero son un remanente despreciado, santo y separado. Estas personas santas del remanente caminan en la luz y disfrutan de gran discernimiento espiritual. Ellos ven la moderna iglesia de Laodicea a través de los ojos de Jesús y no van a ser engañados por el esplendor, grandeza o pompa de la religión popular. La verdadera iglesia es invisible; existe en ella un gran arrepentimiento; anhela el regreso de Cristo, el Amado.

La verdadera iglesia no puede disfrutar del favor y buena voluntad del mundo. ¿Creemos y temblamos ante la Palabra de Dios o no? ¿Cuándo vamos a enfrentar lo que Jesús dijo que les esperaba a los que se negaban a sí mismos, tomaban su cruz y le seguían? Jesús dijo, “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado” (Juan 15:18-21).

Hablando de lo que les pasará a los santos en los últimos días, Jesús dijo, “Os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre” (Lucas 21:12).

Jesús continuó advirtiéndoles acerca de traición, y “… matarán a algunos de vosotros; y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre” (Lucas 21:16-17).

Pablo declara enfáticamente, “Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Timoteo 3:12).

Es absolutamente imposible para la iglesia verdadera, o cualquiera de sus líderes, ser aprobados o aceptados por el mundo. Un hombre piadoso, una iglesia piadosa será perseguida y difamada por el mundo, por sus reyes y sus gobernantes. Jesús no va a permitir ninguna excepción a esta regla – ya que advirtió, “¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! Porque así hacían sus padres con los falsos profetas” (Lucas 6:26).

¡Ay de esta iglesia de Laodicea y sus aspiraciones políticas! Si el mundo los acepta, sólo puede ser el resultado de quitar la afrenta de la cruz. Por casi dos mil años la iglesia de Jesucristo ha sido rechazada y perseguida por el mundo. La sangre de millones de mártires rechazados clama desde la tierra. Por siglos, hombres y mujeres de Dios guiados por el Espíritu han sido quemados en la hoguera, aserrados, perseguidos y cazados como animales. Santos piadosos fueron decapitados; otros fueron ahogados; muchos fueron arrojados a los leones. La Biblia dice que todos murieron en fe y que el mundo no era digno de ellos. ¿Tengo ahora que creer que Jesús ha cambiado de parecer y ha decidido cerrar las edades con una iglesia tibia, rica, mimada, jactanciosa, egocéntrica? ¿Acaso el último ejército de Dios estará formado por promotores políticos en busca de votos? ¿Acaso los ganadores de almas serán reemplazados por solicitantes yendo a las carreteras y a los caminos buscando firmas para alguna causa social?


¡La gran preocupación de Dios es con la
iglesia que se dice ser bautizada por el Espíritu!


Hace mucho tiempo que la iglesia muerta, fría y liberal ha sido abandonada a sus caminos pecaminosos – no es la principal preocupación de Dios en estos últimos días. Hay denominaciones completas que se han vuelto paganas – el Espíritu de Dios las dejó hace muchos años. Pero el enfoque de Dios está, tanto en las iglesias evangélicas, pentecostales y carismáticas, en los compañerismos y ministerios organizados como en los no organizados. Es del cuerpo de creyentes pentecostales y carismáticos de donde ha salido toda la predicación de la prosperidad. Aquellos que se dicen ser bautizados y guiados por el Espíritu Santo, son los que andan diciendo: “Dios te quiere rico, lleno de bienes y autosuficiente en todas las cosas.” Es de este cuerpo que las nuevas doctrinas del dominio de la tierra han nacido.

He sido un predicador pentecostal por más de 30 años y puedo decir con Pablo: “Hablo en lenguas más que todos vosotros.” Pero me aflijo por las seducciones y falsas doctrinas que están ahora barriendo con tantos creyentes carismáticos faltos de discernimiento. Multitudes de ellos están siendo engañados, acribillados, estafados y arrastrados por doctrinas de demonios.

Lo que Dios lamenta es LA MEZCLA siendo introducida en círculos pentecostales y carismáticos. Mezcla es sinónimo de tibieza. Usted encuentra esta mezcla dondequiera que mire en estos días. Asista a un, así llamado, concierto de rock cristiano por ejemplo. Qué mezcla tan increíble. Casi siempre empiezan diciendo, “Estamos aquí sólo para ministrar a Jesús – para glorificarlo.” Escuchará una dulce plática acerca de santidad, arrepentimiento y de renunciar a todo por Jesús. Luego, de repente el espíritu de Elvis Presley parece que cae sobre ellos y son transformados enfrente de sus ojos en rockeros apasionados, descarados, sensuales rockeros endurecidos. Antes que el evento termine, los oirá jactarse, “Vamos a llevar a Jesús a donde la iglesia nunca va. ¡Dentro de bares, conciertos seculares, MTV programa de música en televisión! Estamos orando para que Dios nos dé el oído del mundo. Queremos llegar a la misma multitud que llega el mundo.”

Si voy a creer lo que Jesús dijo – les serian lanzados tomates y serian corridos del escenario por esa gentuza del mundo – eso es, si realmente ministraran en el Espíritu. Entre más canten para Jesús, más serán odiados y despreciados. Los cantantes del evangelio que son alabados y aceptados por el mundo, han perdido la presencia de Jesús – la misma causa del rechazo. El evangelio de Jesucristo es una ofensa al judío y locura al gentil.


La mentira de Laodicea incluye él
rechazo al repentino e inminente
regreso de Cristo.


¿Puede usted creer lo que están predicando ahora? Ellos están diciendo: “Jesús no puede venir, sino hasta que dominemos el mundo. El no puede venir hasta que tomemos el dominio y lo traigamos de regreso a un mundo al cual hemos traído a sumisión.” Se burlan de un repentino e inminente regreso de Cristo. Jesús dice que un “siervo malo” es el que dice en su corazón, “Mi Señor tarda en venir” (Mateo 24:48).

Este tipo de enseñanza es el resultado directo del decaimiento espiritual, tibieza y cansancio de cargar la cruz. Cuándo el amor por Jesús está encendido, hay un anhelo por su pronto regreso – hay un anhelo “¡de estar con él, de contemplar su gloria!” Pero ahora, como el pecado abunda, el amor de muchos se ha enfriado; el sacrificio propio y la negación de sí mismo son repudiados; y la iglesia corre en busca del honor y el poder de este mundo.

Ahora se mofan en la idea de que los creyentes serán “transformados en un abrir y cerrar de ojos” (1 Corintios 15:51-52). Han colocado la venida del Señor en un futuro remoto y su principal preocupación no es lo que Cristo está haciendo, sino lo que la iglesia está haciendo. El interés actual no es interno, sino externo – alcanzar más miembros, crecer en influencia y establecer un reino terrenal.

Jesús dijo: “He aquí yo vengo pronto” (Apocalipsis 22:12). Pablo escribió: “Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche… Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón” (1 Tesalonicenses 5:2-4). Pedro también confirmó el regreso repentino del Señor: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche” (2 Pedro 3:10).

Jesús le advirtió a la iglesia de Sardis que fueran vigilantes y expectantes – y que se arrepintieran o serían tomados por sorpresa. “Guárdalo y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti” (Apocalipsis 3:1-3).

¿Por qué debe velar cualquier cristiano y estar alerta si la venida de Cristo ha sido pospuesta para alguna hora lejana? Vamos a creer en predicadores modernos y tibios, o vamos a descansar nuestra fe en lo que Jesús dijo, “Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mateo 24:44).

Jesús nos advirtió, “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora” (Mateo 25:13). Esa es la manera en la que los cristianos apostólicos del Nuevo Testamento vivían en el primer siglo. Compartían el deseo intenso de Pablo de “partir y estar con el Señor.” Estaban ocupados haciendo la obra del Señor, ocupados y obedeciendo sus mandamientos – pero así como Abraham, buscaban una ciudad cuyo constructor y creador es Dios.

Los predicadores de la doctrina del reino y del dominio espiritualizan todo lo que tenga que ver con el pronto regreso de Cristo. ¿Pero cómo se espiritualiza el mandamiento de Jesús tan práctico: “Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad” (Marcos 13:35-37)?

La corona de justicia que el Juez dará en aquel día está reservada sólo para “LOS QUE AMAN SU VENIDA” (2 Timoteo 4:8). Yo le pregunto a usted, ¿anticipa su pronto regreso? ¿Lo anhela? ¿Es su regreso por sus escogidos todavía su esperanza? Lo era para Pablo quien escribió: “Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13).

Las últimas palabras de Jesús en la Biblia son: “Ciertamente vengo en breve” (Apocalipsis 22:20). El Espíritu y la Esposa dicen: “Ven” (Apocalipsis 22:17). ¿Qué dice usted? ¿Quién cree usted que está poniendo dudas en la mente de la novia acerca del regreso de su Amado? ¿Quién es ese que busca tener su mente atada con cosas del mundo – enfocada no en la gloria de Cristo, sino en su propio dominio y lugar en este mundo? ¿Quién haría a la novia sentirse como viuda desamparada – abandonada por su Novio porque todavía no está lista y dominante? Ciertamente no el Espíritu Santo – porque el Espíritu clama, “¡Sí, Señor Jesús, ven pronto!”

¿Acaso el Señor ha mandado a su iglesia a que posponga su venida y en su lugar establezca un reino terrenal de justicia – o el nos ha mandado a poner aceite en nuestras lámparas, despertar y alistarnos en cualquier momento para su regreso? ¡Deje de que la Palabra conteste eso! “Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran enseguida” (Lucas 12:35-36). Luego Cristo añadió estas palabras: “Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando” (Lucas 12:37). ¿Para qué velar, para qué estar alertas, para qué ceñir los lomos, para qué estar listos, para qué buscarlo, si la venida de Cristo está pospuesta al futuro remoto, esperando las acciones militantes de la iglesia?

El Señor sabía lo que pasaría con la iglesia cuando fue dicho: “El Señor retarda su venida.” Habría negligencia; habría gente comiendo y bebiendo, borrachera, no habría una urgencia de prepararse. “Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzara a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y a beber y embriagarse, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles. Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes…” (Lucas 12:45-47).

Tal ignorancia de su condición espiritual real es posible para la iglesia sólo cuando el Espíritu Santo ha sido contristado y su voz silenciada. Si el Espíritu de Dios no puede hablar, ellos fomentan sus propios engaños y se obsesionan con orgullo y se vuelven arrogantes y jactanciosos cuando los juicios de Dios están a punto de estallar.

Gracias a Dios, hay un remanente santificado, separado, escuchando la voz del Espíritu Santo, y no pueden ser engañados o encontrados desprevenidos. Son los atalayas que han detectado los desvíos del enemigo; son valientes para exponer las enmascaradas doctrinas de demonios. Aquellos que oyen lo que el Espíritu está diciendo, saben lo que el Señor está a punto de hacer. Ellos ven la tormenta formándose – oyen el trueno avecinándose – saben que Dios ya está juzgando Su casa y su nación en particular.

La iglesia de Laodicea se ha elegido a sí misma, sin ninguna guía del Espíritu Santo, no para alumbrar al mundo, sino para dominarlo. Se ha convertido en la maestra de mentiras más grande del universo. Está confiada en su propia fuerza y sabiduría, mientras mezcla falsedades del anticristo con la verdad del evangelio. Ella ha decidido derribar la gran distinción que Cristo estableció entre la iglesia y el mundo.


Debemos aferrarnos al concepto
apostólico del reino de Cristo.


Los apóstoles vieron en la persona sobrenatural del Rey, una sombra de la grandeza y gloria de su reino (2 Pedro 1:16). Como el Hijo de Dios encarnado, y teniendo toda potestad en el cielo y en la tierra, su reino sobre la tierra no podía compararse con otros reinos terrenales. Su símbolo era la Santa Ciudad, que descendería desde el cielo proveniente de Dios. Y, como el Rey era un hombre que había resucitado de los muertos y llegado a ser inmortal, así podía ser el gobernante perfecto de parte de Dios a través de todas las edades, así serán también todos aquellos que le ayudarán en la administración de su gobierno. Sus reyes y sacerdotes deben ser hechos semejantes a Él; solamente bajo este tipo de gobierno celestial podrá establecerse un orden social perfecto, y todas las naciones habitarán en paz bajo Su reinado.

Los apóstoles siempre distinguieron claramente entre la acción sacerdotal actual del Señor en el cielo que comenzó con su ascensión, y su futura función como Rey aquí en la tierra. Él ha ido al Padre para ser el gran Sumo Sacerdote, siempre intercediendo en el Lugar Santísimo. Cuando esta obra de intercesión sea terminada, y la iglesia, Su cuerpo, sea reunido y perfeccionado, entonces y sólo entonces vendrá para sentarse sobre el trono de su gloria y así comenzar Su obra como Juez y Rey (Mateo 25:31). En el momento de su ascensión, fue investido de toda autoridad; sin embargo, la ejecución presente de ella es providencial e invisible. Ahora mismo, Su autoridad es suprema – aunque el mundo todavía no lo conoce ni lo reconoce como Rey. La esfera de Su gobierno visible está actualmente en la iglesia misma, donde Su voluntad es dada a conocer por el Espíritu al escoger a Sus ministros, y a Su completa administración.

Hasta que Él regrese y tome el reino, será su gobierno sobre las naciones revelado, y todos los gobernantes humanos lo reconocen a Él como la fuente de Su autoridad. Entonces, Él “toma para Sí mismo gran poder, y reina.” Hasta ese tiempo, la iglesia deberá estar en el mundo, así como Él lo estuvo, Sus derechos divinos no han sido reconocidos, sino rechazados y expuestos a la enemistad y reproche. La iglesia no puede reinar con Él, hasta que Él venga a establecer Su reino.

Ese es el concepto apostólico del reino de Cristo. Esto difiere en gran manera con aquellos que enseñan que Cristo comisionó a la iglesia para que administrara el reino en su ausencia, y traer a todas las naciones a su obediencia – para traerlo de regreso como rey a un mundo en el que todos los enemigos ya están puestos debajo de sus pies. Ellos enseñan que Cristo puede regresar, sólo después que todas las naciones crean en Él, y justicia y paz llenen la tierra. Esto es un alejamiento radical de lo que los apóstoles enseñaron.

Roma desarrolló totalmente esta doctrina de dominio, siglos atrás. Fue formulado por Agustín en su “Ciudad de Dios.” Entonces la iglesia empezó a reclamar que habían de gobernar a favor de Cristo en su ausencia. Llevaron la enseñanza hasta su lógica conclusión, asegurando la absoluta supremacía de su obispo – el Papa.

Cuándo el primer amor se enfría y el regreso del Señor está retrasado indefinidamente, los de Laodicea se cansan de cargar la cruz y empiezan a preguntar, “¿No son estas palabras descorazonadoras del Señor y los apóstoles, limitadas a sus propios días? ¿Acaso ha de continuar esta hostilidad del mundo hacia la iglesia hasta el final? ¿Cómo puede ser esto conforme a Su misión divina y a Su evangelio de amor? ¿Acaso Él no ha dicho que el evangelio debe ser la levadura fermentando la comida, y como la semilla de mostaza convirtiéndose en un árbol? ¿Acaso Él no ha dicho que “todo el poder es ahora mío”? ¿No se llama a Sí mismo “El Príncipe de los reyes de la tierra?” ¿No debe el hombre fuerte, Satanás, ser atado antes de que nosotros podamos saquear sus bienes?” Y cuando en el cuarto siglo, Constantino, el emperador romano, se convirtió en un creyente y el cristianismo tenía el poder imperial tras él, llegó a ser casi la creencia universal que el día de sufrimiento y persecución había pasado. De todas las bases cristianas se levantó un clamor de júbilo, “¡Satanás está atado; el día de triunfo ha llegado; Cristo está reinando a través de Su iglesia!” Ahora las profecías pueden cumplirse: “Todas las naciones vendrán a Su luz, y los reyes al resplandor de Su nacimiento.” ¡Qué engaño resultó ser!


¡Los de Laodicea no reconocen a
Satanás como dios de este mundo!


Existe una negación práctica del poder de Satanás como “el príncipe de este mundo.” Ellos no pueden negar su existencia, ya que ha sido muy claramente testificado por el Señor y sus apóstoles. Tampoco pueden decir que su poder ha sido destruido y que ya no es temible. Pablo lo llamó “el dios de este mundo” (2 Corintios 4:4), y Juan dijo, “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19). En Apocalipsis 12:3, aparece bajo el símbolo del dragón, como el enemigo activo de Dios y de su Cristo, y esto durará hasta la derrota del anticristo, hasta que él sea atado (Apocalipsis 19:20). Pero a pesar de todas estas declaraciones claras y el reconocimiento continuo de varias formas de actividad satánica en individuos, los de Laodicea ahora dicen, “Satanás ya no reina; está atado; no puede ofrecer oposición efectiva alguna a nuestra unidad o a nuestra actividad misionera ni va a impedir que nosotros establezcamos el reino.”

Hay muy poco acuerdo en lo que respecta al tiempo en que fue atado. Ellos argumentan, “¿Cómo puede establecerse el reino de Dios mientras Satanás y sus ángeles todavía tienen su poder en la tierra?”

Creyendo que ya no están expuestos a los ataques de este sutil y poderoso adversario, no ven necesidad de estar alertas en forma especial. Estando el hombre fuerte atado, la iglesia puede apoderarse de los bienes de éste; estando expulsado de la tierra, la iglesia ahora puede tomar posesión de ella. ¡Qué perversión tan sutil de la verdad!

Con increíble arrogancia, se jactan que sus obispos hasta pueden tomar sus lugares entre los príncipes de la tierra. La iglesia deja de ser peregrina y extranjera, ella es la novia del Gobernante en el cielo, exaltado para sentarse con Él en Su trono, el mundo debe estar sujeto a ella y por lo tanto todas las distinciones y honores pertenecen a sus lideres como los nobles del Rey. ¡Que arrogancia!


¡El reino de Cristo nunca ha sido--y 
nunca será-- “de este mundo!”


Jesús dijo: “Mi Reino no es de este mundo... mi Reino no es de aquí.” (Juan 18:36). Eso es suficiente para mí, como debe serlo para todos los creyentes que tiemblan ante Su Palabra.

En cuanto a mí concierne, prefiero estar sentado con Cristo en lugares celestiales, y estar entre aquellos sobre los cuales Enoc profetizo, “Vino el Señor con sus santas decenas de millares.” (Judas 14).

Los de Laodicea pueden quedarse con este mundo presente y todos sus reinos y su gloria. Esta destinada a quemarse, según Pedro. “Pero los cielos y la tierra que existen ahora están reservados por la misma palabra, guardados par el fuego, en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.” (2 Pedro 3:7). Puede estar mas claro? “la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.” (2 Pedro 3:10). Que la iglesia vencedora proclame con Pedro, “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.” (2 Pedro 3:13).

Iglesia de Jesucristo – ¡qué ningún hombre te engañe concerniente al regreso de nuestro Señor! Obtiene consuelo de la promesa de nuestro Señor: “El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.” (1 Tesalonicenses 4:16-18).


Traducido por Renata Viglione. HTML por Carlos Colón y Edición del Texto por Renata Viglione.

Derecho de autor © 2005 por World Challenge, Lindale, Texas, USA.



* El reverendo David Wilkerson es un predicador estadounidense que nunca ha evitado enfrentarse al peligro de las bandas de los barrios bajos del Bronx, Brooklyn y Manhattan, con tal de llevarles el Evangelio del amor de Dios. También se ha dirigido a los cristianos con preocupación por mucho de lo que está ocurriendo en medio de las iglesias evangélicas, como el mensaje de prosperidad, “la mayor aberración del Evangelio en toda su historia.” Y de los que “no hablan de la cruz ni de la santidad; del pecado ni del juicio.” Algunos de sus libros más conocidos son: 'La cruz y el puñal', 'Sexo y drogas', 'Camino de Jesús', 'La profecía', 'David Wilkerson exhorta a la iglesia', 'Profetas con vendas mágicas', 'Toque de trompeta en Sión', 'La Visión', etc. El libro 'La cruz y el puñal' marcó el comienzo de una popularidad que trascendió las paredes de la Iglesia Evangélica. Su converso más notable es Nicky Cruz. Fundó la Iglesia Time Square, que se ha convertido en una de las congregaciones más numerosas de Nueva York, Estados Unidos de América.
Yo pregunto, son estos verdaderos MINISTROS DEL EVANGELIO QUE ALABAN SU NOMBRE CON LA MUSICA INSPIRADA POR EL ESPIRITU SANTO, o mas bien son ministros del enemigo, mas de los tantos lobos rapaces que encontramos a cada vuelta de la esquina y que lo unico que hacen es que por medio de la "musica barata que hacen sus mentes", lucran con sus discos que las ovejitas ciegas les compran???

Me parece una gran falta de respeto que con esta musica mundana que un inconverso se saco no se de donde, le cambien la letra y pretendan con ella "alabar a Dios" y "llevar a los asistentes igualmente a la presencia de Dios".

Que mal!!!!!! Estos son los lobos rapaces y los falsos maestros, profetas y apostoles que la Biblia y nuestro Senor Jesucristo nos habia anunciado que vendrian antes del fin...POR FAVOR IGLESIA...DESPIERTA...!!!!!!!!!!!!!!